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EL RINCON DE KALITOS

Y LA TORRE SIGUIO CAYENDO PESE A MIS SÙPLICAS

Y LA TORRE SIGUIO CAYENDO PESE A MIS SÙPLICAS

La rosa y el clavel marchitaran

Lagrimas de mis ojos han de brotar,

Pero jamás sepultará en la ciénaga del olvido

La vida, que creamos...es razón suficiente para que esto siga doliendo

A pesar de los  años... 

Hace unas horas que desperté, el frío impío de la brisa rosa mis mejillas y se mete por cada orificio de nariz, con tal sutileza vespertina, madrugadora sombra que se crucifica a mis penas, a mis labios, a mi cuerpo desnudo cubierto por sábanas de tocuyo y una almohada que se prende a mi cabeza, vistiendo de brazos, vistiendo de mujer, el bloque de hielo golpea a mis sentidos, busco el sueño una y otra vez, revolcándome en mis malos prejuicios, revolcándome en esa cama que sudoroso desperté hace ya unas horas. Es tan de madrugada esta vida, que ya quiere amanecer, quiere atardecer y volver a dormir, silente y pasajero pasa por mi mente la mirada adusta del aquel emperador que me alejo de mi Huaraz, de sus colosales montañas, de sus franelas rojimias, y sus cuerpos pueriles...que frió hay Jesús!!!, que contrita se menea la lagrima como un llanto desesperado, que busca mis labios, que busca mis recuerdos, que busca esa sonrisa que perdí en la batalla, que busca mi vida, que murió...que murió el día que marchaste para nunca mas volver.

Hasta cuando estaré OH!! Dios mío, estirando mi rodilla para siempre en esa vida suertera y trivial, hasta cuando contemplare con no poco estupor como se va derrumbando la torre que mis deseos escondidos crearon, mientras caen y caen las ultimas caricias y van muriendo tan alejadas hoy de mi, tan plasmadas, utópicas, excelsas, se van perdiendo por el valle de lágrimas al que yo nunca pedí que me trajeran como a vallejo.

Mis pensamientos aguardan silenciosos el amanecer, se van desesperando por las cuatro paredes mal ajadas y blancas, mientras el uniforme disciplinado del metal, recuerda a mi condena, recuerda mi orfandad en estas tierras tan lejanas, mustios recuerdos se balancean por su corpiño, madre mía, siempre debe dolerte mucho el corazón, como a mi estos días, en los que voy divisando vidriada la cara, como sigue cayendo esa torre, esa inocencia mía a ser feliz, mientras voy llorando a cada caricia no dada, a cada palabra que como un puñal quiere finiquitar el dulce bombear de mi corazón...estas acá, durmiendo junto a mi, con un semblante tan triste, mientras van dando las 5, tan sola tan triste, abres los ojos, y noto tu sabor ya sin sabor, si hay algo de ti tan amargo soy yo, yo que un día me fui sin despedirme. Es otro día madre sin noticias mías, mi éxodo sempiterno por la vida doliente, me duele mas a mi que a ti. Se quebró madre, se quebró el camino hacia ti, hacia la vida pueril y de fantasías, lo quebró el sendero no tan luminoso hoy día...me haces una falta enorme, que me escondo para que me encuentres, para que juegues conmigo, pero hoy te ocultas tu madre, te ocultas tu padre, y yo no doy con ustedes, hurgo en mis memorias, hurgo cada rincón de aquella casa hoy tan sola, hoy tan llena de ti, el juego se acabo, aparece, estoy acá, cubierto en llanto, ven con tus 60 años, abre esta reja y besa a tu hijo, abrázalo, sálvalo del mar inmenso que trae tu ausencia...júzgalo, mas no lo odies.

Si hay algo mas dulce en esta mi metafísica, es mi pequeña flor que se aferra a mi pecho, a mi aire, a mi claustro, a esta vida...escúchame, escucha...por que?, acaso el plan era, yo salto tu saltas, por que saltaste primero, y mientras iba contemplando tu mano caer como una suerte de despedida, prisionero fui de la cobardía, de esa que hoy me hace dudar  de prender en mil mis sentimientos...vez por que necesito de un abrazo??, ver por que se hace tarde estos días cada vez con mas prisa??, vez por que es tan cruel y silvestre este aroma de ti, de tu salado, de tu húmedo, de tus cojudas interpretaciones a ver la vida así de una manera tan rauda??...lloro en estas punas mas heladas que la brisa del mar a esta hora de la madrugada, busco en mi cama la montaña que me cobije, que me apriete entre sus tierras, que con un canto ayacuchano me despida de la vida, de la suerte del destino, me despida de ti, de los que se fueron antes, de Jobaldo, del compañero Cesar, de Nora, que me despida de este mi cuarto que fue mi prisión desde que partiste, desde que llegue desde muy lejos, cuando alguien sabia todo para decidir nada, busco lontanancia  en esta vida, lejos de mi destino, donde nadie me conozca, donde nadie pregunte, donde nadie me quiera, para morir falto de amor, y donde Dios me sienta con tanta tristeza y cante un requiescat al amor que se va, al servil pastor que con guitarra en mano lloraba en las noches de luna, al compás del frío fajardino y en compañía de cantutas y retamas, besado por Helme y ahogado en sus propias lagrimas...

 

Ya darán las 6, los gallos tocan las puertas de mi delirio, y hoy padre lloro tu partida, mientras beso tu frente helada, acaricio tus mano arrugadas, una lagrima enjuga mis mejillas y te la llevas...ya cerraron tu caja...éramos inocentes en esta vida...chay rumita kichaykuspa, chay chiquta chitqaykuspay sunqullampi yachanaypaq, ¡uyariy! Wiña wiñay kawsanaypaq, éramos aves libres en ésta vida...ahora madre me comprendes? Cuando recreaba el duro del mármol, cuando la tierra donde había crecido era fuerte como la roca, así en roca había brotado así en piedra había crecido, como molles y retamas, tomando agua de la lluvia...y hacia las montañas he de ir, ya voy llegando, ya paso las 6, papá se fue, para no volver mas, y entonces, solo entonces los cóndores volaran hacia el horizonte despejado de la muerte, las nubes negras ya no  lloverán sobre mi pecho, las piedras y rocas, en tierra se volverán, y la vida, lindo entretejer de acciones involuntarias, germinaran en plantas que osadas cual girasol, retara al dios inca, sobre mi tumba...allí madre, allí padre, por fin os abre encontrado.

 Castromonte Rodríguez, Carlos Martín

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