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EL RINCON DE KALITOS

Lógica Denuncia Existencial

Que me esperen,

los jadeantes crepúsculos

Que me esperen los fríos besos

Que me dejen testar, cada momento vivido 

Otra vez estoy sentado frente a esto que se llama depresión, una cenicero que va a reventar de sufrimiento, de tanto destino blasfemado, de tanta culpa que reprime así de fuerte el sentimiento mas profundo, que una caricia dejo de lado al amor conmensurado, por mis pensamientos fluye el trivial deseo de ser feliz, y los recuerdos tristes llegan con la melodía ayacuchana, así de triste, así de cuitaza reforma en cada momento vivido...mientras mis tardes madrileñas se pasean por mis culpas y mis temores mas recónditos, que los deseos de ser aquél que tanto quise se ve opacado por mi sin razón, por esa misma que me trae cada viernes santo a depender de mis dedos que conjugan en cada palabra lo que soy, y lo que debí de ser,...ay!!! esa es mi existencia plagada de vómitos seculares de llantos reprimidos y de mentiras colosales, hoy vienen a mi memoria y me hacen golpearme fuerte el corazón, Morderme fuerte los labios hasta sangrar y no pronunciar su nombre una y otra vez, hasta que vuelvas... cosa utópica y desleal... a estas cuatro paredes que no dejan de ser cuatro mientras no estés acá.. El valium ese que me metía de a seis en mis momentos como hoy, ya no están mas, no están mas para dormirme y recordarte y pensarte, mientras voy clamando a Dios que no te aleje de mi, así como te fuiste la primera vez, y otra vez la locura ajena a mis acciones, como un recodo infértil que esta allí esperando por mi como el derrotero que cambio mi vida rebelde, mi vida excitada, mi vida bohemia, a una silente y pausada vida, esperando lo que no se me debe, esperando esa cruz, esperando mi muerte...pero reprimido, sentado en la mesa, dos panes, una copa de vino, un plato de frijoles, y esta soledad que yo mismo busqué, hasta cuando me durara esta cena solitaria, mi self bebió mas que yo y se burla, mofa de mis lagrimas, de mis elucubraciones como esta, de esta vida plasmada en el humo del cigarrillo que se desprende serpenteante de mis labios oscuros y cansados de tanto rogar un beso, unos labios quemados por tanta lagrima salada que volvía a mi, como la dialéctica razón de las aguas que vuelven siempre al mar, las lágrimas siempre estaban allí, para brotar, cuando Dios no estaba acá, y cuando estaba pretendía engañarlo cubriéndome la vergüenza con las sabanas blancas de mis retoños...ahora donde estas? Dónde que éste ser, que te clama rebasa de tanto prejuicio de tanto destino blasfemado, de tanto de ti que precediste a cada acto dictando un buen dolor, la vida es esa... se aprende a fuerza de sufrir...de esta mi existencia medida en la balanza de los impíos recuerdos que aprietan acá, dónde estás cuando este ser quiere jalar un gatillo y borrar de una vez por todas esos recuerdos en las muyurinas, en los campos encabritados de Huancapi, en las habitaciones ajenas donde muchas veces soñé que era feliz, borrar de una vez por todas las lagrimas de mi madre que en un suplicio pedía no volver al campo,  y terminar zumbando en asecho a mi condena, tratando de correr en el árido repliegue del camino con mi cabello corto de soldado, azuzando el llanto desesperado en las frías cumbres, mientras ellos, los de siempre los de ayer dormían... demostrar mi debilidad y mi temor a escondidas, que tus palabras yacían férreas en mi corazón, se acabo madre acabada, ese mi diminutivo para mi mayoría  sin fin, esa manera de pedirme que no me fuera, de explicar mi razón de haber nacido así, sin causa para el amor...dónde Dios mío para borrar los besos del padre a punta de orgullo, a su rumor cansino de una rutina que para él era tribal, unas veces rumor plagado de inconciencias políticas, sorprendido por el creciente urbanismo y con ellos el sorprendente modo de hacer injusticias...donde Dios mío, acaso  cuando en esta vida tranquila y silente irrumpa subversivo el zurear de las palomas a sus huevesillos,  en cómplice aletear de mis batallas escondidas, perdidas y muchas ganadas en el tierno adorno de cemento que se cubría con sangre y remordimientos, acaso tendré que esperar ese día y mientras tanto como las palomas urbanas ir encontrando en esta soledad el agua, el río, los campos marchitos, y aprender como los pichones a volar en la alambrada de esta vida, golpe tras golpe chocando con el muro sin verdores, chocando contra ese pensamiento doxo que me hizo perder la vida en una tarde ayacuchana, aprenderé a volar escondido de mi mismo, construyendo con el vuelo de esas palomas y el recordar inmenso de su sonrisa y su partir delantero en mi celda existencial, una ventana, donde pueda atisbar en estos párrafos mi vida y recrear una vez mas........ el amor a la especie.

Carlos Martín Castromonte Rodríguez 

2 comentarios

edwin -

Carlos, siempre me parecio que tuj escribias cuando tenias ganas de morir, y una vez mas lo compruebo...no soy critico literario y estoy seguro que un pito de caso le harias a los que comulgan con las criticas...el arte es libre y cualquier forma de expresion es bueno, por otro lado no intentes mucho morir que no moriras nunca, hace poco leia a toucalth, un filosofo aleman, que decia que el solo hecho de pensar, en un presente tenmiendo en cuenta tu pasado es pensar, que vives y nos es por gusto, nose comoe xplicartelo, seria mucho mejor que lo leyeras hermano, sigue escribiendo y otro dia te mando un articulito que publique aca en la fourtaine, en una revista de corte marxista..haber que opinas...un enorme abrazo hermano mio, y cuidate mucho..yo no me cuido me cuidan

norita -

me encanta tu forma de verle a la vida, desde un sentido absurdo de lo existencial...esa tu pasion a morir de pena cada noche la llevas desde que te conocia y empeoro cuando la vida te quiza mas que nunca...esa tu forma de revivir los recuerdos me parecen muy importantes para alguien que no quiere ganar escribiendo...son mcuhas cosas carlitos solo recuerda que la intelectualidad define nuestra clase existencial...un enorme beso y haber cuando nos visitas por ayacucho