¿HASTA CUANDO HAN DE RUGIR LAS TRIPAS EN EL PENSAMIENTO?
El viento sopla a lo lejos,
me trae la voz de mi pequeña flor
me trae esperanza en una canción,
me trae la vida en su emoción.
¿Hasta cuando las tripas han de testar en un sabor doloroso todo lo que no se nos dio en nuestra incomoda vida de miseria?, ¿hasta cuando pasaremos la saliva seca cuando la bilis desagarra las paredes dañadas de esta existencia que ya se canso de comer puro sin sabores?, mientras mis adormecidas manos acarician ya sin fuerzas la riqueza del cerebro ilustrador que no me ha dado mas que penas y cuitas al borde del suicidio...¡¡OH endeble mirada llena de carnosidad, de lágrimas, de restillos acomodados como quien no quiere ver mas en esta vida!!. Hasta cuando ¡OH Jesucristo! la vida me ha de cobrar el alquiler del mundo, como si viviera en pomposidades...es que a los pobres nos cobran por los ricos, es que a mi padre con su bastón de olivo, aparte de quitarle la vida le quitaron los sueños, las esperanzas, le quitaron a mamá una noche de aguacero cuando yo muy pequeño aun, ya sabia que mañana no se comería.
Las tardes no han cambiado mucho, yo sigo sentado contemplando el horizonte, allá a lo lejos se ha de perder mi inquietud por ver la vida de otra manera, mientras meneo el tallito de hoja que encontré en el camino, mientras el sol se pierde para mi, amanece para otros...¡¡OH rutina existencial de mis prejuicios involuntarios!!, ¡¡OH padre!! que no aguantaste el dolor y la miseria, y marchaste a un mundo extraño sin nosotros, los pichones hambrientos, los huevesillos inocentes, que condenaron al cadalso antes que tu y yo nos diéramos cuenta. Las noches se han hecho mas largas, desde que llegaron con sus enromes palos sosteniendo algunos focos mortecinos, la noche se ha hecho mas larga para nosotros y para nuestros hijos, cuando a las seis de la tarde se dormía el taita y el hambre con el, ahora asomarse por los huecos de nuestra puerta vieja, es ver el hambre pulular por las frías calles de este pueblo con luces y sin hombres. Dicen que la luz sirve para espantar a los demonios de los niños de la ciudad, a nosotros no los muestran a toda hora, la luz solar nos abriga pero también nos cansa, mientras la luz que trajeron de allá desde muy lejos, nos muestra en espíritu y cuerpo entero toda la miseria y la desgracia que se vive acá, en este pueblo que nunca supo reír, que nunca supo de fiestas, de goces, de banquetes, de navidades ni de Jesucristos, en este pueblo que se condeno al olvido por voluntad propia mucho antes de que tu y yo lo supiéramos padre. Todo es tan tranquilo acá, que pareciese que somos felices, todo es tan apacible, la gente no se queja, vive sentada contemplando las horas pasar, contemplando los días que vienen y van, acompasando esta el viejo tic tac de sus corazones tibios que ya cansados de vivir tocan sus últimas melodías, tocan sus ultimas razones de existencia, y esos son nuestros hijos, que aprendieron desde muy pequeños a vivir con el sin sabor, con el misterio del día, con la probabilidad existente en sus pensamientos que mañana no comerán por que hoy comieron, de nuestros hijos que se hacen hombres muy temprano y que muchos vuelan antes de llegar a la primavera de sus edades, de nuestros pequeños que existen sin que ellos, ni tu ni yo padre, lo supiéramos.
A lo lejos una voz me llama, es la dulce esperanza que me anima a seguir adelante, con sus suaves labios besa los míos verdosos, me abraza y me dice, vamos flaco, que la vida continua, vamos por el sendero que nos ilumina un nuevo camino, coge tu pala y tu arado, que la tierra clama nuestra presencia, coge el fusil del pensamientos y vamos a arar nuevas tierras, vamos a crear y recrear el futuro que no nos deja dormir, vamos a darle de comer a nuestros hijos a punta de amor y lucha...
Paróme desconcertado y seguí caminando...caminante no hay camino, se hace camino al andar...voy surcando nuevas experiencias, con mi cabellos corto de soldado, fusil en el hombro, y mi hija en las espaldas, basta ya de meditar, actuemos me dijo la voz...y para allá voy...haciendo el camino al andar, rompiendo impenetrables montañas, colosales minas de oro, en el frió impío de tu indiferencia.
1 comentario
Evelyn -
Hasta una nueva oportunidad... si estamos vivos!!!